UN
REY DE BABILONIA
Cuentan que hubo un rey en
Babilonia que reunió a los mejores albañiles y sabios y les ordenó construir un
laberinto tan difícil de salir que nadie se atreviera a entrar, y los que se
atrevieran a entrar, se perdieran. Con el paso del tiempo, vino a su palacio un
rey árabe. El rey de Babilonia para burlarse hizo que el rey árabe se metiera
en el laberinto. El rey se perdió. Comenzó a andar sin poder encontrar su
salida hasta que llegó la noche. Entonces pidió socorro y dio con la puerta.
Sus labios no se quejaron, pero le dijo al rey de Babilonia que él, en su
ciudad, tenía un laberinto mucho mejor. Luego volvió a su país junto a sus
capitanes, pero antes atacó algunos castillos y tuvo la suerte de hacer preso
al rey de Babilonia. Prisionero el rey, lo ató encima de un camello y se lo
llevó al desierto. Caminaron muchos días, y cuando ya estaban en medio del
desierto, le dijo: "Oh, rey, en Babilonia me quisiste perder en un
laberinto con muchas escaleras, puertas y muros; ahora te voy a enseñar mi
laberinto, donde no hay escaleras que subir, ni puertas que forzar, ni pasillos
que recorrer, ni muros que te impidan el paso".
Luego cortó las cuerdas que
ataban al rey de Babilonia y lo abandonó en mitad del desierto, condenándolo a
morir de hambre y de sed.